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Que el perverso deje de hacer el mal
    y el inicuo deje sus malos pensamientos.
Que se vuelvan al SEÑOR,
    y así él tendrá compasión de ellos.
Que se vuelvan a nuestro Dios,
    porque él es generoso para perdonarlos.

El SEÑOR dice:
«Mis pensamientos no son como los de ustedes,
    ni tampoco mi manera de obrar.
Porque así como el cielo está tan arriba de la tierra,
    de igual manera mi manera de obrar es tan diferente a la de ustedes.
    Mis pensamientos son más altos que los suyos.

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